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Anoche viniste a verme

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  Anoche viniste de nuevo a verme. Esta vez me encontraste de pie, mirando a través de mi ventana. Era tarde, no podía dormir. No me había dado cuenta de tu presencia. Te acercaste y te quedaste junto a mí admirando el brillo de la luna llena, estaba muy hermosa y en cierta manera me daba tranquilidad. Me giré y me asusté un poco al verte, no te esperaba, me sonreíste, me abrazaste y te diste cuenta de lo rápido que late mi corazón cuando te tengo tan cerca. Pasaste tu mano por mi cabello y conseguiste que me relajara un poco. Noté que habías tenido un día largo, te tomé de la mano y nos sentamos en la cama a conversar. Ambos estábamos cansados, y a ambos nos costaba quedarnos dormidos. Te pregunté cómo estabas, y me respondiste con la mentira que algunas veces es verdad: "estoy bien". No quisiste entrar en detalles, pero me contaste que el trabajo sigue igual de pesado y yo solo te dejé hablar sin interrumpirte, me conformaba con escucharte. Hace tiempo que nuestras conversa

Hoy Quiero

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Hoy no te voy a escribir. Hoy no te quiero contar cómo me siento, porque no me siento bien. Estoy triste, nostálgica, melancólica. Me hace falta un fuerte abrazo. Pero no. Hoy no tengo ganas de contarte que extraño a mi familia, que una de las cosas que me hace sentir triste es que no hay nadie que me extrañe a mí. Hoy me siento cansada, no dormí bien anoche y no sé cómo decirte que me enamoré de ti. Que cada vez que te veo, cada vez que te escucho, estoy convencida de que eres justamente lo que siempre he querido toda mi vida para mí. Hoy no quiero decirte lo mucho que me gusta tu sonrisa, que me pierdo en tu mirada, que tu voz me calma y que tus besos me llenan de vida. Porque lo que quiero es que me mires de la misma manera como te miro yo a ti. Hoy no quiero seguir esperando por ti. Hoy lo que quiero es que por fin suspires por mí. Hoy lo que quiero es que te subas a tu coche y me busques. Que me digas que tu vida tiene más sentido junto a mí. Que mañana me llames y me diga

Parte de mí

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  "Yo te llevo dentro, hasta la raíz. Y por más que crezca, vas a estar aquí, aunque yo me oculte tras la montaña y encuentre un campo lleno de caña no habrá manera, mi rayo de luna que tú te vayas"  Natalia Lafourcade - "Hasta la raíz" Ella se fue un día de noviembre. Unos minutos antes me había llamado, y yo no escuché el móvil. Fue al ver su llamada perdida cuando le pedí a mi hermano que les diera una vuelta. Él se fue cuatro meses después. Esta vez yo tenía el móvil en la mano, y mi hermano solo pudo escribir un mensaje: “Ya está, ya se reunieron…” En ese instante sentí cómo el suelo se movía debajo de mis pies, y mi mundo cambió otra vez. Los extraño mucho. No pude despedirme de ellos. Mi papá no medía lo que gastaba, no era un derrochador, pero le gustaba compartir con sus seres queridos todo lo que tenía. Para él, ahorrar era sinónimo de privaciones, y la vida consistía en ser y hacer felices a quienes amaba. Mi mamá no era tacaña, pero le tocó ser la en

Cuatro Hojitas

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  Anoche tuve un sueño algo peculiar. Fue uno de esos que tienes justo antes de despertar. Son lo suficientemente cortos, pero tan claros, que se hacen fáciles de recordar. Lo más gracioso es que me sentía como si en el sueño yo era la protagonista de un corto animado de Pixar. Anoche soñé que yo era una plantita pequeña, con un tronco central, dos ramitas y dos hojitas en cada una de ellas. Estaba plantada en una maceta, también pequeña y fácil de transportar. Al principio me encontraba en un vivero, luego me llevaban en un coche por una carretera y podía ver el camino: el cielo azul, el verde de las montañas, incluso podía sentir la brisa en mi “cara” y en mis ramas. Llegamos a una casa, allí me cambiaban de sitio cada día, así que a veces estaba en un salón, otras en una terraza y casi siempre estaba en la ventana de la cocina. Un día me llevaron hasta el jardín y me dejaron muy cerca de un enorme, frondoso y precioso árbol. Yo levantaba mi cabeza para poder verlo de arriba abajo,